La hora de la siesta es un tabú en la cultura laboral actual, que nos pide ser super productivos por más horas y estar conectados prácticamente las 24 horas del día (gracias por nada, smartphones y notificaciones en los relojes inteligentes), pero, según la ciencia, es algo que todos deberíamos tener entre nuestras prioridades.
De acuerdo con las leyendas urbanas, en Francia todo cierra a la hora de comer, en algunos pueblos mexicanos puedes ver a las personas sentadas fuera de sus casas a plena tarde (en la semana de trabajo) y en España la siesta es prácticamente una costumbre, pero todavía hay lugares en los que, si te atreves a dormir durante el día o revelar que lo haces, acabas tachado de flojo o irresponsable.
Incluso hay algunas series en las que podemos ver un sofá en la oficina (como en Mad Men) que de vez en cuando se usa para dormir la siesta, pero solo cuando los demás no están viendo y existe la seguridad de que el jefe no va a hacer una visita inesperada. Incluso ahí, si son descubiertos, se paran rápidamente, dando disculpas y excusas por su cansancio y la gran ofensa de cerrar los ojos por unos minutos.
Aprovechar el día, para muchos, significa no parar nunca, hacer cada vez más y no tener una sola hora para salir a respirar, pero la ciencia dice que es momento de un cambio, y de aceptar la siesta como una necesidad básica que debemos cubrir a pesar de los prejuicios.
La siesta, dice la ciencia, es esencial para recargar baterías y en las oficinas de Google en Nueva York o en la sede de Huawei en Shenzen ya es aceptado que los empleados se duerman un rato en pleno día de trabajo, y esto, lo crean o no, ha aumentado sus índices de productividad, según reporta El País.
“Dentro de nuestro cerebro hay un pequeño grupo de células que son nuestro reloj biológico, es el núcleo supraquismático del hipotálamo”, expone el doctor Eduard Estivill, director de la Clínica del sueño Estivill. “Está programado para que, durante 24 horas, tenga dos momentos de necesidad de sueño”.
¿Cuáles son esas dos necesidades de sueño? La primera, que es la más obvia, es la de dormir por las noches de entre 7 a 8 horas, y la segunda, que llega unas 8 horas después de levantarnos, es una necesidad más corta que responde al ritmo del cuerpo (no, no es mal de puerco por haberte comido demasiados tacos en la comida), ese sueño corto es lo que conocemos como la siesta.
Si te sientes cansado después de comer o por la tarde, es porque tu cuerpo necesita apagarse un momento para recargar baterías, al igual que necesitas volver a cargar tu teléfono después de unas horas de uso rudo.
¿Pasa algo si no duermes la siesta? El neurocientífico Matthew Walker, autor del libro Por qué dormimos (Capitán Swing), explica que no dormir la siesta puede robarnos unos cuantos años de vida. Por otro lado, un equipo de investigadores de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard decidió realizar un estudio para descubrir las consecuencias de no permitirnos el lujo de dormir la siesta. Un grupo de personas fueron estudiadas durante seis años y lograron descubrir que eliminar la siesta de mitad del día aumentaba el riesgo de muerte por enfermedad cardiovascular en un 37%, y de un 60% en el caso de los trabajadores.
La combinación de ir a dormir tarde, despertar temprano y pasar el día entero trabajando literalmente no está matando. Dormir la siesta puede ser especialmente necesario en tiempos de estrés.
“Hubo un tiempo en que nos íbamos a la cama al anochecer y nos despertábamos con las gallinas”, escribe Walker. “Ahora muchos de nosotros seguimos despertándonos a la hora de las gallinas, pero el anochecer es simplemente la hora en que terminamos el trabajo en la oficina, quedándonos todavía por delante muchas horas de vigilia”.
La siesta es una necesidad biológica, según explica Walker, el sueño que sientes es un mensaje de tu cuerpo en el que te dice que necesita descansar un poco y tienes que escucharlo.
¿Cuánto dura la siesta perfecta? No tienes que dormir otras 8 horas, la siesta es un periodo corto de sueño y 20 o 30 minutos en un sillón cómodo son suficientes para entrar en una fase de sueño profundo y recargar baterías. (Recuerda que dormir mal te hace menos inteligente, y eso también es ciencia)
Con información de GQ