En los años 60, Delphine Seyrig (Beirut, 1932-París, 1990) era todo un icono. Cinematográfico y de estilo. En 1963, la diseñadora, artista y socialité Gloria Vanderbilt, primera en lanzar una línea de jeans, se cortó el pelo emulando el de su personaje en El año pasado en Marienbad, la película de Alain Resnais que en 1961 había lanzado a Seyrig al estrellato.
La actriz francesa de origen libanés venía de una familia intelectual: su madre era sobrina del lingüista Ferdinand de Saussure, y su hermano, Francis Seyrig, fue un compositor reconocido (hizo incluso la banda sonora de algunas de sus películas, como El año pasado en Marienbad, o El juicio de Juana de Arco). Ella misma tuvo un debut en el cine ligado a la cultura underground: su primer trabajo fue Pull My Daisy, el manifiesto de la generación beat rodado en 1959, narrado por Jack Kerouak y en el que participaron Allen Ginsberg o Gregory Corso.
Trabajó con directores como François Truffaut (en Besos robados, de 1968) o Luis Buñuel (El discreto encanto de la burguesía, en 1972). También con Marguerite Duras, quien la dirigió en India Song (1975). Y precisamente sobre su relación con otras mujeres directoras y sobre su activismo feminista trata la exposición Musas insumisas.
Delphine Seyrig y los colectivos de vídeo feminista en Francia en los 70 y 80, que podrá visitarse en el Museo Reina Sofía hasta el 23 de marzo de 2020. Sus comisarias, Nataša Petrešin-Bachelez y Giovanna Zapperi, nos explican cómo la actriz quiso romper con su figura de musa para explorar el feminismo detrás de la cámara.
Con información de El País