Botsuana está investigando la misteriosa muerte de al menos 154 elefantes en dos meses en el noroeste del país, dijo un funcionario de vida silvestre el lunes, aunque la caza furtiva y el envenenamiento fueron descartados.
“Seguimos esperando los resultados sobre la causa exacta de la muerte”, dijo el coordinador regional de Vida Silvestre, Dimakatso Ntshebe, a Reuters.
Los cadáveres fueron hallados intactos, lo que sugiere que no fueron abatidos por furtivos. Investigaciones adicionales descartaron también el envenenamiento por humanos o por ántrax, que a veces afecta a la fauna en esta parte de Botsuana.
La población general de elefantes de África está declinando por la caza furtiva, pero Botsuana, que alberga a casi un tercio de los elefantes del continente, experimentó un crecimiento en su número de 80,000 a 130,000 a fines de los años 90, gracias a la buena gestión de sus reservas.
No obstante, están notando una mayor molestia de los granjeros, cuyas cosechas son destruidas por los elefantes en el país sudafricano.
El presidente Mokgweetsi Masisi levantó el año pasado una prohibición de cinco años a la caza mayor deportiva, impuesta por su predecesor Ian Khama, pero la temporada de cacería no logró levantar el vuelo en abril por las restricciones mundiales a los viajes, que impidieron que cazadores de muchos países afectados por el coronavirus pudieran entrar a Botsuana.
Asimismo, el Departamento de Vida Silvestre ha puesto en marcha una operación para reubicar y cortar los cuernos a todos los rinocerontes para combatir la caza furtiva en Botsuana, imitando medidas similares en la región.
La población de rinocerontes en el delta del Okavango ha sido la más golpeada, con 25 reportes de víctimas del furtivismo entre diciembre y comienzos de mayo, según cifras gubernamentales, ya que los cazadores se aprovechan de la ausencia de safaris de turistas durante la pandemia.
Con información de Reuters