Una de las tradiciones más significativas en México es el Día de Muertos y todas las actividades que rodean esta fecha se han convertido en parte de los mexicanos. Para los niños, el pedir calaverita es el momento más esperado para poder conseguir los dulces que tan gustosos se comerán después, pero… ¿sabes de dónde proviene la frase “me da para mi calaverita”?
El origen de la característica frase “me da para mi calaverita”, utilizada por los niños durante las primeras dos noches del mes de noviembre, a ciencia cierta no tiene un origen claro, pues son varías las teorías alrededor de esta.
Una de las versiones más reproducidas alrededor de la frase asegura que esta proviene desde la época prehispánica. En aquellos tiempos, se dice, un niño macehual no tenía recursos para poder colocar comida en la ofrenda de sus seres queridos; por tal razón, el pequeño decidió pintarse la cara y pidió ayuda o donaciones, la famosa “calaverita”.
Otra explicación señala que el niño macehual quedó huérfano y, tras no tener cómo alimentarse, salió a pedir su “calaverita” para así poder conseguir comida, recibiendo donaciones de comida y fruta.
Pese a las múltiples versiones que puedan existir, de acuerdo al especialista en antropología de la muerte, Erik Mendoza, entrevistado por El Universal, “se busca una pureza que no hay” en el origen de la frase y del Día de Muertos per se, pues los rituales referentes a la muerte, e incluso las fechas en las que se realizaban, eran muy distintos a la forma en que se representa en la actualidad.
Para Mendoza, el “pedir calaverita” podría tener dos influencias a destacar, una proveniente de la época novohispana y otra del propio Halloween, aunque con un peso europeo.
En el primer tiempo mencionado, señala el investigador, los creyentes ofrecían oraciones a reliquias, esto con el propósito de ser perdonados de sus pecados; sin embargo, esta actividad pasó a la posterior veneración de los difuntos, a quienes -las personas con recursos- le ponían sus respectivos altares, mientras que aquellos que no podían pagar, pedían su “calaverita” de lo que sobraba.
La influencia del Halloween proviene desde la celebración del Samhain por parte de los celtas y galos. “Se disfrazaban o pintaban para espantar al espanto y dejaban una vela para que los malos no pasaran”, menciona Mendoza.
Con el paso de los años, el Samhain pasó a ser la Víspera de todos los Santos (All Hallows Eve, en inglés) lo que finalmente dio pie al nombre de Halloween.
“Se van mezclando todas las tradiciones y llegan a México”, dice el especialista.
Por supuesto, la forma de pedir “calaverita” también ha cambiado con el paso de los años, pues pasó de utilizarse calabaza o chilacayote a ocuparse cajas de zapatos, calaveras de plástico o cabezas de personajes como el mounstro de Frankenstein o Chucky, el muñeco diabólico.
Como es posible ver, el origen de la frase “me da para mi calaverita” e incluso la celebración del Día de Muertos no es igual en todos los lugares, por lo que cada tradición debe ser respetada, ya sea en la Ciudad de México, Oaxaca o en cualquier estado de México y otros países.
Con información de Milenio y El Universal