En opinión de la mandataria boliviana, América Latina tiene ante sí dos vías y ha de escoger entre ellas. Estas dos rutas no son ni la izquierda y la derecha, ni el estatismo y el neoliberalismo, o el socialismo y el capitalismo, sino la democracia y la dictadura.
La presidenta de Bolivia dijo este miércoles en el debate de alto nivel de la Asamblea General, las dos vías entre las que debe escoger América Latina son “el camino de la libertad y el otro es el camino de la opresión”.
“Es decir, nos encontramos —una vez más— ante el dilema que surge entre democracia y dictadura. Ante el dilema, en definitiva, de la modernidad. ¿Hemos hecho el Estado para oprimir o lo hemos hecho para garantizar la libertad? (…) Admitamos que América Latina —en general— no ha superado la amenaza autoritaria”, apuntó Jeanine Áñez.
Agregó que estas nuevas formas de autoritarismo “son los proyectos del populismo caudillista y autoritario” que fomentan “la toma de la vida pública por parte de un caudillo y su casta”.
Para Áñez, se trata de proyectos de poder “personales y particularistas” en los que “el caudillo y su casta” buscan capturar el campo político, la cultura, la economía y la libertad de la gente.
En contraposición a esta ruta, afirmó que Bolivia puede emprender otra vía que difiere del populismo, es respetuosa con la gente y se basa en la democracia.
“Ese es el camino que estamos construyendo en Bolivia. Es el camino para devolverle el poder a la gente. Es el camino para entregar el poder al Estado de Derecho”, afirmó.
Al mismo tiempo, acusó al populismo de intentar sabotear las elecciones generales que han de celebrarse entre el 18 de octubre y el 29 de noviembre -en caso de necesitarse una 2ª vuelta-, mediante “movilizaciones brutales y violentas”.
“Acoso Kirchnerista” desde Argentina
En clave regional denunció “el acoso sistemático y abusivo que ejerce, desde Argentina, el gobierno kirchnerista”, en contra de las instituciones y los valores republicanos en Bolivia.
Aclaró no tener nada en contra del peronismo o del pueblo argentino, pero señaló que el caso del gobierno argentino “es distinto” y lo emparentó con las castas populistas a las que aludió previamente.
“¿Cuál es la autoridad que tiene el Gobierno argentino para hacer de la Intromisión la clave de su política exterior hacia Bolivia? ¿Y cuál es la autoridad que tiene para amparar una conspiración violenta de Evo Morales contra la democracia boliviana desde suelo argentino?”, acotó al referirse al expresidente de Bolivia asilado en territorio argentino desde el pasado diciembre.